domingo, 25 de septiembre de 2011

La cultura de deseos y proyectos - Eduardo Roncal


¿Qué deseamos? Es la pregunta que habita en nuestro subconsciente y que la publicidad se encarga de responder por nosotros, o al menos hace que seamos conscientes de las respuestas.
Tomaré como ejemplo un clásico de las campañas de deseos. Las antiguas publicidades de Marlboro. Las utilizaré para que se aprecie como cambia la forma, pero el ideal, el deseo, se mantiene aún hoy, y se mantendrá todavía.

Marlboro nos cuenta una historia de hombres idealizados, un deseo que se vuelve recurrente entre la sociedad norteamericana. El deseo de un hombre que quiere convertirse en “macho alfa”, que quiere transmitir la imagen de fortaleza, de ser inquebrantable, de dominar y tener poder sobre la naturaleza representada en el ganado.
He ahí un deseo que la publicidad aprovecha y satisface vendiéndole, al público consumidor,  a través de cigarrillos, un proyecto que lo ayude a conseguir la tan deseada  personalidad.


2 comentarios:

  1. El caso del cowboy de Marlboro me parece un gran ejemplo de cómo la publicidad elabora un molde de todo aquello que deseamos y le coloca un rostro anónimo en el que puede encajar cualquier hombre.

    Lo curioso es que al final todos sus cowboys se parecen entre sí, reforzando la impresión de que se nos está vendiendo un prototipo, y no personalidades individuales.

    ResponderEliminar
  2. Me parece increíble como la publicidad, realmente suele responder por nosotros, instalándose en nuestro subconsciente, definiendo qué es atractivo y que no.
    Concuerdo con Claudia con el hecho de que ya no te vende un producto para diferenciarte del resto sino, un prototipo de personalidad deseable para el resto, lo cual hace el producto llamativo.

    ResponderEliminar